Necrológica anual.

Feliz año nuevo. Esta es de esas celebraciones que no disfruto, las bacanales con las que se suele celebrar la llegada de una nueva hoja del calendario me suelen saber a superficiales y mundanas. No se trata esta de una crítica a la celebración ya que, de hecho, me parece loable el hecho de que la mayor parte de la humanidad pueda evadirse de la tragedia que en sí supone el cambio de año e ignorar el hecho de que el tiempo pasa y no es algo que puedas correr a alcanzar porque siempre queda detrás y se avanza hacia el frente. A mi me cuesta no mirar hacia atrás y verme cada vez más sabía, cada vez más desgastada, cansada y apesadumbrada por sentirme efímera, finita e irremediablemente mortal.

Diagnóstico: suicidio.

Escudándome en esta cierta sensación de anónimo que el blog me confiere, confío en que quienes saben de mi entiendan mi postura y para quienes no sea así, me dejen tener el atrevimiento de abordar un tema algo peliagudo desde un punto de vista personal. Para quienes viven el presente conmigo saben que no se debe a pura casualidad que venga hablando de este tema y me gustaría que aquellos que estos días hayan sentido la necesidad de dar una explicación a los acontecimientos, encuentren algo de consuelo en esto.
Hay personas que se suicidan. Hay personas que tienen el valor de ponerse al aborde del abismo y no dudar. Cualquiera de los que ahora nos quedamos perplejos con un comportamiento tan sencillo que implica tanta complejidad intentamos explicar el suceso imaginando un gran dolor y sufrimiento. Sin embargo, y no con ánimo de minimizar sino todo lo contrario, muchas personas en algún momento pasan por momentos muy duros y periodos de eterna tristeza y lo superan y viven. Su elección es vivir y debemos recordar que incluso el vivir o no puede formar parte del libre albedrío, de la libertad de decisión sobre nuestra propia vida. Va contra natura acabar con nuestra vida ya que está en nuestro instinto la supervivencia y es por eso que creo que quien tiene el eterno valor de quitarse la vida tiene alguna conexión diferente a la del resto que lucha por todo lo contrario. Con esto quiero decir que así como hay personas que mueren de cáncer, de un ataque al corazón, de neumonía, etc, hay personas que mueren de suicidio, hay personas que tienen una enfermedad que en lugar de atacar a los pulmones al corazón o a las células, ataca a los instintos más primarios. Y al igual que no es culpa de nadie que alguien tenga cáncer, infarto o neumonía tampoco puede serlo que alguien muera de suicidio.

Una sucesión de indeseables acontecimientos.

No está mal volver a casa seis meses después y darte cuenta de que las cosas cambian. Cuán cierto es que a cualquier hora en cualquier lugar del mundo los vuelos siguen despegando y tú sólo has estado en un aeropuerto con un vuelo retrasado y sin tripulación. Pero afortunadamente en algún momento de las 7 horas siguientes, por fin, te subes a tu vuelo y despegas hacia tu propio destino y por mucho que te cruces en el aire con vuelos que pintan sus líneas blancas en el cielo, son solamente otros vuelos y tú sigues con el piloto automático y un destino. Son los temporales que hacen que, a veces, vuelos que debían aterrizar en Barajas lo hagan en Barcelona y los que debían aterrizar en Barcelona salgan con 7 horas de retraso provocando que sean otros vuelos los que se cruzan en el aire.

Discapacidades vergonzosas.

Da miedo la cantidad de cosas que dejas de hacer debido a una "discapacidad". Te paras a pensar sobre las cosas que por otro lado personas con verdaderas discapacidades sí hacen y te sientes si cabe más inútil o más ridícula por no tener la voluntad de pasear la discapacidad fuera de las paredes en las que gustosamente nos encerramos para no sentirnos "diferentes".
Hablo de miles cosas que todos dejamos de hacer porque no nos sentimos capaces de estar a la altura, de cumplir expectativas o por pura vergüenza. Aunque sencillamente cualquiera de las opciones se puede resumir en la última, el poder que sobre nosotros tiene el concepto de la vergüenza.
Aunque su carencia es imprudente y en sí misma embarazosa para los demás, es por mucho más poderosa y común la vergüenza que sentimos de nosotros mismos y que es en sí misma una discapacidad adquirida.

Los científicos quisieran ser cantantes.

Es de facto sabido que las patentes frenan el avance de la investigación, que el libre y fácil acceso al contenido publicado por el mundo entero ha acelerado la investigación de forma nunca vista en la historia. Estas cosas parecen asumidas, aunque sencillamente están ampliamente olvidadas. Los científicos somos autores, autores de nuestros propios descubrimientos y no recibimos nada por nuestras aportaciones científicas, nos pagan por investigar, nos pagan por pensar.
Un cantante en España cobra por el producto no una, sino cada vez que alguien quiere tener acceso o hacer uso de su producto. A pesar de ser cantante, no cobra por cantar, lo que resulta paradójico.
Hace largo tiempo que me declaré en huelga de comprar cualquier producto en España que incluya derechos de autor. Me niego porque hace el mismo tiempo que el gobierno decidió cobrar un canon en la compra de cualquier soporte electrónico para penalizar preventivamente. No se puede apoyar el cobro de una multa que asume a priori que el consumidor va a delinquir utilizando esos soportes electrónicos para guardar/reproducir contenido adquirido eludiendo los derechos de autor.
Los cantantes no deberían intentar hacer de la venta de discos su principal fuente de ingresos. No cabe en una cabeza con sentido común que quienes se denominan cantantes quieran hacer negocio únicamente vendiendo un producto retocado. Estos personajes de la farándula debería hacer de los conciertos su principal fuente de ingreso, claro que, cuando en un país existe un grupo nutrido de basura musical incapaz de dar un concierto decente la única manera de apagar su avaricia es que cobren por el resultado de unos milagrosos arreglos.

Remiendos

Retumbaba en mi cabeza la llegada de una fecha. Y egoístamente pensé que cuando me miro al espejo me doy cuenta de que tengo el rostro de mi abuela paterna aunque haya sacado los ojos y el pelo maternos.
No obstante, otras herencias acechan y a veces las cosas no son cuestión de una simple cirugía plástica. A veces la vida te pone delante el espejo, el espejo de tu alma y el reflejo de un futuro que no quieres ver y cuando el miedo nos ciega inevitablemente en esa oscuridad nos comportamos como unos cobardes.

Feliz cumpleaños.
19 dic 2008