Hace ya más de un año que no escribo y me entró la nostalgia y después de la nostalgia la tentación y por supuesto el miedo de no creerme capaz de volver a hacerlo. Ya apenas utilizo el que es mi idioma materno, ya no dudo, ya no me tiembla la voz y aunque puede que sea la práctica, tiendo a pensar que la inseguridad se diluye con el paso del tiempo y el tiempo pasa inevitablemente.
Me pregunto si debería cambiar el título de este blog, no lo haré. Pero deberé admitir al menos por escrito una vez que bien debería cambiarlo a “nunca quise ser Carrie” y sin embargo lo soy. Será quizás por eso que me haya negado a escribir durante tanto tiempo. La vida está llena de ironía y me recuerdo devorando capítulos y temporadas enteras de “Sex in the city” imaginando cómo sería ser una de ellas. Pues bueno, aquí estamos, a punto de cumplir treinta, soltera, viviendo sola en una ciudad a miles de kilómetros de mi país, viajando constantemente, sin perder el atractivo pero cansada de vivir un capítulo eterno de Sexo en Nueva York.
Me pregunto si debería cambiar el título de este blog, no lo haré. Pero deberé admitir al menos por escrito una vez que bien debería cambiarlo a “nunca quise ser Carrie” y sin embargo lo soy. Será quizás por eso que me haya negado a escribir durante tanto tiempo. La vida está llena de ironía y me recuerdo devorando capítulos y temporadas enteras de “Sex in the city” imaginando cómo sería ser una de ellas. Pues bueno, aquí estamos, a punto de cumplir treinta, soltera, viviendo sola en una ciudad a miles de kilómetros de mi país, viajando constantemente, sin perder el atractivo pero cansada de vivir un capítulo eterno de Sexo en Nueva York.
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