miércoles, noviembre 25, 2009

Autocrítica.

Nunca había experimentado cambio alguno en la manera de ver las formas del querer y supongo que en algún momento de nuestra formación como personas en la vida eso debe por fuerza cambiar también.
Todos alguna vez nos hemos empecinado en querer a alguien y hemos cometido el “error” de reclamar su atención y su tiempo. Sin embargo, en un mundo donde reina el egoísmo y la conquista como expresión de triunfo, deberíamos ser conscientes de que en esencia la ansiedad y el reclamo sólo funcionan porque la persona nos corresponde, es decir porque está dispuesta de lo contrario no serviría reclamo alguno. Esta última afirmación es la que cambia mi ángulo para preguntarme si no deberíamos ser algo más pasivos, no como forma de egoísmo sino muy al contrario como expresión del libre albedrío.
Cuando te cruzas de brazos, esperas y acuden, han venido a por ti libremente y sin excusas. Muy a menudo se confunde el reclamo con la prueba de amor y puede que otra perspectiva más calmada, una espera voluntaria sea no solo más tranquila y saludable sino al final más placentera pues a nadie le disgusta saberse querido gratuitamente.

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