sábado, diciembre 12, 2009

Los científicos quisieran ser cantantes.

Es de facto sabido que las patentes frenan el avance de la investigación, que el libre y fácil acceso al contenido publicado por el mundo entero ha acelerado la investigación de forma nunca vista en la historia. Estas cosas parecen asumidas, aunque sencillamente están ampliamente olvidadas. Los científicos somos autores, autores de nuestros propios descubrimientos y no recibimos nada por nuestras aportaciones científicas, nos pagan por investigar, nos pagan por pensar.
Un cantante en España cobra por el producto no una, sino cada vez que alguien quiere tener acceso o hacer uso de su producto. A pesar de ser cantante, no cobra por cantar, lo que resulta paradójico.
Hace largo tiempo que me declaré en huelga de comprar cualquier producto en España que incluya derechos de autor. Me niego porque hace el mismo tiempo que el gobierno decidió cobrar un canon en la compra de cualquier soporte electrónico para penalizar preventivamente. No se puede apoyar el cobro de una multa que asume a priori que el consumidor va a delinquir utilizando esos soportes electrónicos para guardar/reproducir contenido adquirido eludiendo los derechos de autor.
Los cantantes no deberían intentar hacer de la venta de discos su principal fuente de ingresos. No cabe en una cabeza con sentido común que quienes se denominan cantantes quieran hacer negocio únicamente vendiendo un producto retocado. Estos personajes de la farándula debería hacer de los conciertos su principal fuente de ingreso, claro que, cuando en un país existe un grupo nutrido de basura musical incapaz de dar un concierto decente la única manera de apagar su avaricia es que cobren por el resultado de unos milagrosos arreglos.

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