martes, abril 27, 2010

Oráculo

Me siento rodeada por el kaos social. Ya van 2 años de crisis y lo peor es el desánimo la locura colectiva y la falta de un razonamiento válido coherente.
Un día quería criticar a los que culpan al gobierno del paro.. Otro día quería escribir sobre el otro partido. Me he preguntado mil veces cuál es el verdadero sentimiento patriótico. No hablaré de lo mucho que me ha indignado lo de Garzón. Y todo esto me ha hecho pensar que somos mucho más patrióticos los que pensamos que bajar los impuestos no es la solución, necesitamos recaudar para pagar. Somos fieles a nuestro país los que confiamos a pies juntillas en la sanidad pública y queremos que siga siendo universal y de calidad, los que lamentamos que los colegios públicos hayan perdido todo el prestigio porque esos son los que educan a la gran mayoría. Nosotros pensamos así porque creemos que el país somos todos y que salvarnos todos es salvar el país. No queremos que los ricos sigan siendo ricos y los pobres pierdan sus casas, preferimos que todos seamos menos ricos pero todos tengamos una vida digna.
El problema es que estoy saturada por tanta preocupación que me rodea, me siento como una fuente insaciable de temas de conversación. Un periódico con voz. Si alguna vez me sentí demasiado pequeña para salvar el mundo fue sin duda gigantismo en comparación con lo que ahora mismo puedo llegar a sentir.
Y si estará mal el ambiente que hace mucho que el terrorismo no preocupa, que sólo se habla de inmigración para hablar de problemas, ya nadie habla de educación y la violencia de género es una anécdota. No veo más allá y dudo tener una solución factible, no se puede tener contento a todo el mundo y me pregunto si todavía es válida esa frase que decía "ni todo vale, ni todo vale lo mismo". Es la democracia un sistema válido cuando una parte tiene reclamos no defendibles desde el punto de vista de los derechos inalienables de todos nosotros y otra parte se deja influenciar por los mismos, ya sea por ignorancia o por el deseo de llegar a ser como ellos. Una tercera parte no puede gobernar y el país acabará siendo liderado por unas ideas que no pueden ser válidas. La crisis no puede haber cambiado el hecho de que las personas tienen derechos, que los inmigrantes también son personas y que los empresarios y los bancos tienen obligaciones cívicas.

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