sábado, mayo 02, 2009

Discapacidades

Últimamente he sentido un alo de miradas culpabilizadoras que creen que ellas sienten más porque lloran o porque lamentan a todas horas los que otros preferimos guardar para nosotros mismos.
En ocasiones los jueces ambulantes que circulan a nuestro alrededor creen que son dueños de la verdad única sobre cómo se siente el dolor o cómo hay que vivir las pérdidas. No le duele más al que más lo esterioza y hasta podria decir que no es más humano ni más verdadero el sentimiento del que llora. Envidio a quienes lloran y pasan malas temporadas porque la experiencia y la psicología convergen en que ayuda a superar el duelo más rápidamente, pero de alguna manera hay personas que nos transformamos a lo largo de la vida en entes demasiado conscientes.
Ser demasiado consciente supone no parar de pensar en todo momento. Estar absolutamente siempre pendiente de la suerte de estar aquí de ver a tu alrededor lo hay.
En ocasiones pienso que son los llorones quienes no son capaces de gestionar las emociones y sobre todo carecen de empatía en cuanto en tanto no pueden comprender que haya quienes gestionan las emociones de maneras dispares y no por ello son menos dolientes de su mismo sentimento.

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