lunes, mayo 24, 2010

... y se hizo el corte

Y me corté el pelo. Esta vez, no casualmente, elegí un local acristalado para poder desviar la mirada al terror de saber que una vez más me encontraba a solas con una peluquera y sus tijeras. Pasó un hombre ciego fuera, ya mayor pero con poca destreza. Inevitablemente pensé que se trataba de un un nuevo invidente y me pregunté si yo sería capaz de salir a la calle, de vencer el miedo inquietante a no ver sabiéndote absolutamente desnudo al mundo. Salir a la calle sin importar nada más que tú y tu bastón y afrontar el reto de desplazarte en el espacio y el tiempo sabiendo que no sólo paseas sino que te enfrentas a cada paso. Y encontré así el compromiso ausente en este corte de pelo. El ritual obliga a que cada carnicería del pelo vaya acompañada de un reto y aunque no estaba en mi mente cuando entré sí lo estuvo al salir; quería ser capaz de salir a la calle y enfrentarme a cada paso desnuda ante quien pueda ver más allá de lo que puede caber en este corte de pelo.

viernes, mayo 21, 2010

Diario de una neurótica atacada.

La peluquería es el monstruo de las mujeres. Me gustaría saber qué coño ganan las peluqueras con cortar el pelo más de lo estipulado en el acuerdo pre-corte. Acaso no es evidente que si lo cortan menos tendrás que volver antes de forma que ganarán más. Qué parte de “estoy dejándome el pelo largo, no quiero que me cortes el largo, sólo dale forma al pelo” no entiende una peluquera. Es acaso requisito necesario para sacarte el título de cortadora de almas tener un problema de comunicación con el resto del mundo. Me ha costado 1 año tener el pelo 6 dedos más largo y en un día me han quitado 4! A 2 dedos por año la cuenta hasta que mi pelo coincida con el canon de belleza perseguido por los hombres pueden pasar 4 años, claro que para entonces estaré vieja y arrugada y querré cortarme el pelo para parecer más juvenil con lo que habré pasado 5 años de mi vida con un largo de pelo mediocre que ni es largo ni corto y odiándome (un poco más) cada vez que me mire al espejo, para llegar un día y volver a cortarlo, esta vez voluntariamente.
Esto me recuerda que el otro día leí que las mujeres acumulamos más grasas y nuestro cuerpo es más reacio a perderlas que el de los hombres. Todo ello debido a que somos el recipiente para engendrar. En resumen, somos una fruta, almacenamos para dar de comer a la semilla. La propia naturaleza ha hecho que este mundo sea desgraciadamente injusto. Por eso la belleza es si cabe más injusta, ningún hombre es mínimamente capaz de ser consciente de lo que supone para una mujer dar con el canon de belleza, una porque para perder solamente 1kilo tenemos que hacer 3 veces más esfuerzo que un hombre, y para mantener ese kilo de menos debemos tener en cuenta factores que los hombres ni pueden llegar a pensar como la retención de líquidos, la menstruación las hormonas. Somos una puta fruta y como una fruta misma, antes fuimos flor y para ser polinizados intentamos llamar la atención y es muy difícil hacerlo si las peluqueras se interponen en tu camino hacia la compensación del sobrepeso con un pelo atractivo.

martes, mayo 18, 2010

El hombre de hojalata, el león covarde, Dorothy y el mago de Oz.

Europa inyecta euforia en los mercados. Wall Street impide el rebote de los mercados europeos. Tensión en los mercados a la espera de medidas…. Llevo año y pico escuchando que los mercados tal y cual. Y hace no mucho empecé a pensar que vivimos el día a día con un compañero llamado mercado del que al perecer depende nuestro bien estar, nuestro país y que últimamente parece que está haciendo una limpieza selectiva de países.
¿Qué son los mercados? Dícese de cualquier conjunto de transacciones o acuerdos de negocios entre compradores y vendedores. Tras la aparición del dinero, se empezaron a desarrollar códigos de comercio que, en última instancia, dieron lugar a las modernas empresas nacionales e internacionales.
Y no sé vosotros, pero yo me siento un poco como Dorothy al principio y no entiendo nada. Sobre todo porque me es fácil entenderlo a pequeña escala pero se me escapa eso de que se puede comprar la deuda de otro país. Entonces el país se queda sin deuda, como el hombre de hojalata sin corazón. Pero al parecer no es una ventaja sino una putada porque te pasas la película buscando uno porque forma parte del mercado y puede desestabilizarte o hundirte totalmente.
El mercado es sin duda en esta historia el mago de Oz, detrás hay una persona, o varias cuya única y exclusiva intención es aumentar su prestigio y beneficio. Dónde está la deuda de un país, cómo se endeuda, porqué gastan más de lo que tienen, son cómo leones sin valentía intentando demostrar lo que no tienen para terminar escondiéndose detrás de Alemania. Y lo más importante… quién se beneficia de todo esto, dónde están los beneficiarios de las grandes corporaciones y cómo han terminado dirigiendo nuestras vidas de forma tan directa y destructiva.

domingo, mayo 16, 2010

Desánimo

He vuelto a pensar que quiero dejar de ser española. Ahora porque en momentos de crisis es cuando los españoles demuestran si cabe más su naturaleza. Se dice de los latinoamericanos que son pícaros, que si pueden defraudan y engañan para buscar el beneficio. Nos bombardean con los casos de corrupción en Méjico, con las posibles relaciones del presidente de Colombia y los paramilitares y demás casos de falta de honestidad. Pero acaso la política y la sociedad española son diferentes, quien nos ha dado el bastón del poder creer que estamos por encima de eso cuando nos parecemos más a eso que a Suecia. El español que defrauda y sale ileso es envidiado por ello. Los políticos no abandonan su cargo por poco decentes que se demuestre que son y lo peor los “ciudadanos” les votan por que piensan que todos están hechos de la misma pasta, incluidos ellos mismos y que en esa situación harían exactamente lo mismo. De esa forma la corrupción es admirada y asumida (como bien decía Esperanza Aguirre hace no mucho).
Un buen ciudadano hace las cosas bien porque cree en el Estado, porque mis impuestos forman este país. Con lo que pago yo, lo que pagas tú y la empresa de mi vecino nuestros hijos reciben una educación, se pagan las facturas de los hospitales y viven nuestros jubilados, los minusválidos y los dependientes con dignidad. Al ciudadano normal que defrauda no se le debería multar, se le debería privar de derechos, que recoja la basura y la lleve al vertedero él mismo, que pague un colegio totalmente privado a sus hijos, médicos, que se le prive el derecho de atención primaria en urgencias cuando el hospital privado no pueda atender sus necesidades.
La semana pasada los trabajadores del sector privado celebraban el recorte del sueldo de los funcionarios porque de todos es sabido que en este país hay una lucha entre los que son y no son funcionarios. Los unos se quejan porque los otros viven demasiado bien y los otros se indignan porque los que perciben un salario no regulado por el estado intentan sacar dinero negro de debajo de las piedras o esquivar la responsabilidad ciudadana. Pero como dice el refrán “cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”. Ahora el gobierno va a por la reforma laboral, el abaratamiento del despido, el pistoletazo de salida para que los empresarios bajo la excusa de la crisis comiencen a despedir a diestro y siniestro y el paro en lugar de bajar crezca hasta niveles desorbitados. Y en todo esto, los trabajadores del sector público y del privado se entretienen más riéndose los unos de los otros en lugar de aliarse contra el enemigo común, el recorte de derechos y el beneficio de unos pocos.

viernes, mayo 07, 2010

De vuelta al país de las maravillas.

Ya tengo otro billete de avión, esta vez con destino a Holanda. Una de las cosas que más me han sorprendido en este corto tiempo que llevo con lo de la trashumancia es lo fácil que desaparece la gente y lo difícil que es perder a otros. En mi aprendizaje por ensayo y error he podido observar que tras un breve periodo de rabia, enfado y falta de comunicación concisa, unas personas tienden a asumir que faltas y en las que te quieren aflora un sentimiento de máximo aprovechamiento del tiempo adquirido. Pero lo más sorprendente son tus propios cambios. Señores y señoras, tienen ante ustedes una nueva Bridget capaz de pasar seis meses con dos bolsos y dos pares de zapatos, y lo que es peor, he llegado a la conclusión de que me sobran unos 8 pares de zapatos y unos 10 bolsos que no sé dónde meter en mi nueva vida de reducido tamaño.
Las crónicas desde Holanda prometen. Una europea del sur, una morena del tercer mundo europeo en un país gobernado por lo que entiendo como extrema derecha. Por ahora me río de la libre circulación de personas y trabajadores. Me desplazo libremente pero con mi partida de nacimiento debajo del brazo para darme de alta obligatoriamente en el registro de inmigración. Espero que no tiren de esa lista si las cosas se ponen feas porque muy de la raza aria no parezco y tengo todas las papeletas para acabar en un campo picando piedra.